Conoce más sobre la fertirrigación
En un contexto marcado por el cambio climático y el aumento de las sequías, la agricultura enfrenta nuevos desafíos que requieren soluciones para optimizar el uso de recursos vitales como el agua y los fertilizantes.
La fertirrigación se presenta como una de las técnicas más efectivas para afrontar estos retos, permitiendo un riego localizado de alta frecuencia, especialmente a través del sistema de riego por goteo. Según Morales y Villavicencio (2023), esta práctica no solo mejora la eficiencia del uso de agua, sino que también garantiza una aplicación precisa de nutrientes, favoreciendo el crecimiento y la productividad de los cultivos. En este articulo te contaremos más acerca de algunos aspectos que debes tener en cuenta:
La fertirrigación es una práctica agrícola que emplea el agua de riego como medio para administrar fertilizantes a los cultivos, permitiendo, a través de un sistema de riego presurizado, controlar el momento de aplicación, las dosis y la concentración de nutrientes.
Según el IICA (2016), las características del sistema de fertirrigación permiten:
- Optimizar el uso del agua, reduciendo pérdidas, mejorando la uniformidad del riego y permitiendo su medición y aprovechamiento.
- Mantener una humedad óptima en el suelo en tiempo y espacio mediante riego de alta frecuencia.
- Minimizar el efecto de las sales, manteniéndolas diluidas en suelos con niveles adecuados de humedad.
- Optimizar la nutrición de los cultivos, dosificando de manera racional el suministro de fertilizantes.
- Preparar e inyectar soluciones nutritivas balanceadas, permitiendo una mayor combinación de nutrientes.
- Favorecer la absorción radicular
- Reducir el uso de insumos, mejorando la eficiencia de absorción de nutrientes y permitiendo una respuesta rápida ante deficiencias.

Apectos esenciales que debes conocer:
Solubilidad de fertilizantes:
Según Hirzel (s.f.), para aplicar un fertilizante mediante fertirrigación, es fundamental conocer su composición y solubilidad en el agua.
La solubilidad se refiere a la capacidad de un fertilizante para disolverse en el agua de riego. Esta varía en función de la temperatura; a mayor temperatura, mayor solubilidad, y según la calidad de cada fertilizante.
Los fertilizantes se pueden clasificar según su solubilidad en:
- Altamente solubles: como la urea, nitrato de calcio y nitrato de potasio, que se disuelven fácilmente en agua.
- Moderadamente solubles: como el cloruro de potasio, fosfato diamónico y nitrato de amonio.
- Poco solubles: como el sulfato de calcio (yeso), superfosfato triple, superfosfato normal y sulfato de hierro.
La combinación de dos o más fertilizantes puede reducir la solubilidad del producto final. Por ello, los fertilizantes de baja solubilidad no deben utilizarse en fertirrigación.
Compatibilidad de los fertilizantes
Los fertilizantes son sales que, al disolverse en agua, se disocian en iones (aniones y cationes). La interacción entre ciertos iones en la solución puede generar precipitados insolubles, lo que reduce la disponibilidad de nutrientes para las raíces y aumenta el riesgo de obstrucción en los emisores de riego, afectando la eficiencia en la aplicación de los fertilizantes.

Preparación de soluciones
La solución de riego debe ajustarse a un rango de pH (entre 5,5 y 6,5) y conductividad eléctrica (idealmente menor a 1,5 mmhos/cm) para garantizar la disponibilidad total de los nutrientes y evitar una concentración excesiva de sales que pueda dañar al cultivo. Para ello, es necesario conocer la ficha técnica de cada fertilizante (solubilidad, pH, conductividad eléctrica a distintas concentraciones, y grado de pureza), o disponer de un pH-metro y conductivímetro.
Al preparar la solución madre, se debe evitar mezclar productos que puedan precipitar. Lo ideal es utilizar productos formulados como mezclas N-P-K de fábrica, que aseguren el buen funcionamiento del sistema.
Los pasos para preparar una solución fertilizante son los siguientes:
- Determinar la demanda del cultivo.
- Calcular la proporción de fertilizantes a usar, según el requerimiento de nutrientes para el periodo (de acuerdo a la fenología del cultivo).
- Conocer los nutrientes del suelo.
- Evaluar la calidad del agua de riego.
- Verificar la compatibilidad de los fertilizantes disponibles.
- Comprobar la solubilidad y preparar la solución madre.
- Medir la conductividad eléctrica resultante.
- Medir la acidez (pH) de la solución.
- Si es necesario, calcular la cantidad de ácido requerido para neutralizar los bicarbonatos o reducir el pH.
- Evaluar la concentración del agua de riego.
- Calcular la tasa de inyección de la solución fertilizante.
Según Morales y Villavicencio (2023), el fertirriego optimiza el uso de agua y fertilizantes para lograr resultados óptimos en el crecimiento, rendimiento y calidad de los cultivos. Esto se logra mediante el diseño adecuado del sistema y un monitoreo regular de los niveles de nutrientes, lo cual permite ajustar las dosis según sea necesario. En este sentido, conocer la solubilidad, compatibilidad y preparación adecuada de las soluciones fertilizantes se convierte en un aspecto esencial para el éxito del fertirriego.
CONCLUSIÓN
El manejo adecuado de la fertirrigación es una herramienta clave frente a los desafíos actuales en la agricultura. A través de esta técnica, es posible optimizar el uso de los recursos hídricos y los fertilizantes, favoreciendo el crecimiento y la productividad de los cultivos de manera eficiente. Un diseño adecuado del sistema y un monitoreo constante aseguran que los nutrientes se apliquen en el momento y cantidad óptimos, favoreciendo no solo la sostenibilidad, sino también la rentabilidad agrícola.
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Fuente
- Morales y Villavicencio, (2023) Compatibilidad física de los fertilizantes usados en fertirriego
- IICA (2016) Importancia de la fertilidad del suelo en la producción agropecuaria
- Hirzel, C., J. (s.f). Principios Básicos de Fertirrigación. Boletín INIA, N° 190. INIA Quilamapu. Instituto Nacional de Investigaciones Agropecuarias